Un poema dedicado a las madres.
Magia, eterna, devoción eclipsada,
tú sola, única, devoción sin límites,
haces latir mi corazón herido.
Cada mañana con gran ilusión
mujer valiente, como un hada,
me regalas esa preciada magia,
Despierto y siento tú presencia,
siento olor a café, olor a hogar
magia eterna, me das madre,
días en que te abrazaría,
otros quizás te odiaría,
aunque siento que eres la única,
la que más dulzura, ternura me dio,
a pesar de tu amargura, sufrimiento,
esclava de la rutina jamás dejaste
ni un instante, de regalarme
esa tu magia.
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