13 de octubre de 2009

Está semana tan especial

Esta fotografía es del barrio de Sant Marti de Provensals.

La caixa

Llevo una semana y media en la que mi corazón está sintiendo una serie de emociones que pocas veces las había sentido. Unas emociones fuertes, en las que estoy poniendo toda mi ilusión y mi persona. El próximo viernes nos reunimos todos y todas, los que estudiamos el EGB, que era la Educación General Básica de nuestro tiempo, empezamos a los 6 años y salimos a los 14 en el colegio de la Caixa de la calle Andrade de el barrio de Sant Marti de Provesals de Barcelona.

De esto hace 32 años, pocos de los que nos vamos a reunir nos habíamos visto, hablado o tenido algún contacto durante este tiempo. Sin embargo, en menos de dos semanas hemos conseguido la información suficiente para ponernos en contacto. La gente dice que esto de internet no vale, que es malo, etc.,etc. Yo creo que es el mejor invento de la historia. Gracias a internet hemos podido conseguir los datos, teléfonos, correos electrónicos que sin internet hubiera sido imposible.

Sé que para algunas va a ser un gran esfuerzo, porque viven fuera de Barcelona, o de Catalunya, sabemos que algunas no van a poder venir a este primer encuentro, porque viven fuera del país como por ejemplo mi amiga Mª Pilar Sagués. Se casó y se fue a vivir a Alemania. Lo más emocionante fue que el domingo pasado me llamó por teléfono, no me lo podía creer, fue algo inesperado y emocionante. Estuvimos hablando un rato y se notaba que ella también estaba emocionada, a pesar de la distancia me dijo que ella también había estado buscándonos por internet, y que sabía, que yo escribía en un blog, porque me leía. “Ella me lee”, descubrió mi blog buscando también a las compañeras del colegio de la Caixa. La ilusión que sentí fue algo que no podría explicar con palabras, porque se siente algo dentro muy fuerte, cuando te enteras de que personas que no nos hemos visto en 32 años, nos vamos a juntar para cenar y hablar de cómo nos ha ido la vida, como estamos, que hacemos…eso es algo que para mí me llena por completo.

Este post lo escribo porque he podido encontrar a gente que como he dicho hace 32 años que no sabemos nada de ninguno, el próximo viernes nos reunimos después de tantos años, a cenar, seguro que eso es lo de menos, y nos contaremos que ha sido de nosotros, que vidas llevamos, cuántos hijos tenemos, donde trabajamos, y todas esas cosas que siempre te interesan de los amigos.

Hay personas que no entienden estos encuentros, dicen que ¿qué te vas a contarte?, que relación puedes tener con alguien que no has visto en más de treinta años….yo les diría que si la relación que tuviste con ese grupo de gente fue de sincera amistad, de fraternidad, de compañerismo, de sentimiento…puedes llegar a sentirte como en aquel momento que estabas con ellos. Quizás yo soy demasiado creyente, demasiado sentimental, demasiado melancólica y sobre todo creo que las cosas, las personas, las experiencias vividas en algún momento de tu vida nunca se borran, a mi no se me han borrado, ni los he olvidado a ninguno de ellos. Me acuerdo de todas las caras de ellas y ellos, y estoy segura que es porque, caló algo profundo en esos años, en esas experiencias que pasamos juntos.

El viernes será como un “revivial” , como una gran fiesta, como lo han llamado algunas de mis compañeras, será como regresar a esos años 60-70 que tan lejanos están, y sin embargo las personas que fuimos algo, en esos momentos, creo que sentiremos algo diferente en nuestro corazón.

En el recuerdo, en las vivencias, experiencias y sobre todo en el corazón. Jamás nadie muere, nadie desaparece, si lo recuerdas. Yo estoy segura que si alguien siempre te recuerda vive muy cerca de ti, y si lo recuerdas le estas dando energía, le estas enviando unas señales para que ese recuerdo siempre este vivo.

Quiero dedicar este post a todas esas compañeras que vivimos durante la infancia y juventud, unos años maravillosos, fueron años de infancia, de fiestas y juventud, de aprender, de inocencia en muchas ocasiones, de cumpleaños en nuestras casas, con los típicos sándwiches de jamón y queso o embutido, de fanta y coca-cola, de ilusión, de profesores no olvidados, todas esas pequeñas cosas para mí son las más grandes, las más importantes, porque gracias a esas experiencias, vivencias, puedo decir que he vivido, y hoy puedo decir que fueron unos de mis mejores años. Nunca podré olvidarlos.




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