20 de febrero de 2009

Carta al infinito….


Querida tierra, mar, aire, firmamento:

En estos momentos de mi vida, estoy tan perdida que no se si alguna vez podré encontrar esa luz que da la salida, esa luz que alumbra ese camino de serenidad, de tranquilidad, de desasosiego.

Vengo hace mucho tiempo sintiendo una especie de angustia que me lleva a lugares inhóspitos, a extrañas circunstancias, a dejarme llevar por una corriente que lo único que consigue es llevarme a la desesperación. No se como salir, no se como reprimir cuando la fuerza de esa condición me ciega completamente, y entonces esa vestia de razón se apodera de mi. Es como si alguien en mi interior me estuviera empujando, hasta llegar a convencerme de que eso que hago es lo correcto. Cuando pasan las horas, los momentos de excitación, entonces recupero en sentido y me doy cuenta de lo que hay a mi alrededor, de lo que he hecho y entonces es cuando la sombra de la amargura se apodera de mi.

A veces soy tan feliz, otras sin embargo no soporto la vida, esa vida que tengo, pero no quiero, esa vida que vivo sin vivir, pienso montones de veces que soy una de esas personas indecisas, esas personas que no saben bien lo que quieren, lo que realmente desean, porque si lo fuera, tendría el valor de enfrentarme a todas esas sombras, a todos esos personajes que se meten en mi mente y anulan por completo mi conciencia.

Querida tierra, mar, aire, firmamento…me gustaría que con vuestra luz, vuestra serenidad, vuestra fuerza fueráis capaces de ayudarme, de hacerme ver las cosas de otra manera, se que pensareis que hay gente peor que yo, que soy una privilegiada, y no lo niego, prácticamente tengo de todo, bueno de todo, menos sentido común en muchas ocasiones, soy pasional, rebelde, inquieta, positiva, a veces loca, y si quiero a la vida más de lo que muchos creen.

Pero, en ocasiones, mi mente se cierra por completo a eso que llaman raciocinio, a eso que llaman sentido común, quizás debí de nacer en otra época, en otro lugar, en otro mundo.

No soy nada materialista, al contrario me pierde el poco sentido que le doy a todo lo material. Por que soy de las que cree que cuando dejamos de vivir en esta tierra nadie se lleva nada, no hay equipaje, ropa, joyas, maletas que puedas embarcar como cuando nos vamos de viaje. Lo único que nos llevamos es todo lo que hemos vivido, lo que hemos amado, lo que hemos sentido, y lo demás lo dejamos todo. Hasta los sentimientos los dejamos, si, los dejamos en las personas que se quedan, en ellos vivirá el recuerdo de lo que fuimos, hicimos y vivimos con ellos.

Ahora estaba pensando que ojala me contestarais, ojala supierais la soledad que siento en muchos momentos, la necesidad de compartir eso que me gusta, que siento, y no tengo más que extrañas sensaciones de sombras que flotan en mi mente sin saber quienes son.

Esta carta la tirare al buzón de la atmósfera, al profundo océano, al fondo de los pozos haber si alguien la encuentra, y entonces me responde….quizás no llegué nunca a ningún lugar, quizás se moje y las palabras se deshagan en pequeños pedazos ilegibles, quizás el viento se la lleve lejos, muy lejos a lo alto quizás de una gran montaña y cuando amaine se deslice suavemente por la ladera hasta quedarse parada al lado de un gran roble…..

Solo deseaba desahogarme, solo quería que alguien aunque fuera el aire, las estrellas, el mar o las montañas sintieran por un momento mi sentir, mi angustia, mi dolor de alma

Me despido hasta otro momento, espero que llegué a su destino y que quizás tenga alguna respuesta.

Con todo mi corazón a todos aquellos que me escuchan.

La Soledad.

4 comentarios:

Liliana G. dijo...

Querida Marian: todo lo que se tira al Universo el Universo lo devuelve. Dejame que sin pudor me erija en Universo sólo para contestarte, ya que he recibido tu carta.
La soledad existe solamente si le damos la oportunidad de que nazca, y si por una casualidad llega a nuestra vida, tenemos en nuestras manos la posibilidad de desecharla.
Nosotros, nuestras manos y nuestro corazón tienen la posibilidad absoluta de revertirla.
Nadie dice que la vida sea fácil, no. Pero poniéndole el pecho debemos hacer de ella el lugar que nos corresponde porque merece ser vivida.
Sólo amándonos a nosotros mismos podremos amar a los demás. A mí no me cabe la menor duda, amiga, que amás a tu prójimo, pero más que a vos misma y éso no está bien. El fiel de la balanza debe darles a ambos las mismas posibilidades.
Mientras escuches el canto de los pájaros, mientras puedas caminar sin detenerte, mientras sepas que las rosas también tienen espinas, entonces repararás en que la vida es tan hermosa que te dio la oportunidad de nacer.
Un abrazo, Marian, donde el corazón se funde con el alma.

Liliana G. dijo...

¡Hola amiga nuevamente! Te he otorgado el premio "Sentimiento", Podés pasar por mi blog a retirarlo.
Un beso.

Anónimo dijo...

Me ha gustado tu relato, has rozado con tus dedos la debil piel de la vida

Anónimo dijo...

Gracias amigo Beckett, eso intento en todos mis textos, rozar, acariciar la sueva piel de los sentimientos que llevo dentro,a veces como no los puedes acariciar en la vida real, cerca de los que tienes alrededor, yo lo hago con mis palabras, mis textos, mis poemas, eso hace que me sienta como una estrella que la ves, brilla pero no la puedes tocar. Besoss Marian