Dedicado a todas esas personas tan queridas que van entrando en ese invierno de la vida, de ellas cogemos el calor, la bondad, la experiencia para pasar las estaciones que nos quedan, para acordarnos que ellos estuvieron siempre con nosotros.Marian
Tu cuerpo entrando en invierno
Tú cuerpo entrado en oscuro invierno,
tú cara dejando el ventoso otoño
tus manos caminos y ríos recorridos,
tus cabellos, tonos plateados al viento,
tú, solo tú, como era en antaño.
Mujer de piel, dulce, fresa y tersa,
tu mujer que vive sin prisa,
sentada en ese rincón improvisa,
un hogar que fue corazón, desazón, emoción,
ahora tan solo persiste la soledad.
En tú mirada perdida,
siento que no te queda nada,
lloras, sin llorar, querida, amada,
escapando de tus penas,
olvidando tus viejas heridas,
marcadas en cada surco de tu piel,
tu rostro saluda a este cruel invierno,
tus manos cansadas, rezan en silencio,
tus cabellos revueltos al viento
de ti día a día se van despidiendo,
día a día de ese absurdo sufrimiento
se van poco a poco despidiendo.
Mujer que muere con prisa, sin brisa,
callada, pensativa, menuda,
te vas dejando huella, sendas
perpetuas, cicatriz imborrable
para mi amada y querida
mujer entrañable, eterna e inolvidable.
1 comentario:
¡Qué hermoso Marian! Nos has regalado un poema puro sentimiento y verdad.
Un gran beso, amiga.
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